Un buen traductor sabe leer en cada texto la intención con la que fue
escrito.
Un texto bien traducido se lee con naturalidad y cumple la misma función en la lengua de
llegada que el original.
Para que una traducción se mantenga fiel
al original sin perder en calidad es necesario saber identificar los retos que plantea cada tipo de texto y poder recurrir a las estrategias y herramientas de traducción
necesarias.